Steve Jobs, aclamado como uno de los mayores visionarios de la tecnología de su generación, coqueteó con las drogas en su juventud y sacó de quicio a colegas pese a generar un respeto universal, según entrevistas realizadas por el FBI en la década de 1990.
Una serie de entrevistas con amigos y compañeros -cuyos nombres fueron modificados por la oficina- trazó una imagen familiar de un visionario de la tecnología que intimidaba a compañeros e insistía en salirse con la suya, pero cuyo impulso y visión inspiraban admiración.
El FBI empezó en 1991 a entrevistar a Jobs y a sus colegas cuando el consejero delegado de Next, cada vez más famoso, comenzó a ser considerado como candidato para cargos sensibles.
El propio Jobs admitió en una entrevista de 1991, días antes de su boda, que había experimentado con el hachís y el LSD en su juventud.
Según el FBI, otras personas entrevistadas pusieron en tela de juicio su integridad personal y dijeron que era difícil trabajar con él, algo que no es ninguna sorpresa para quienes están familiarizados con una biografía de un individuo sumamente reservado.
Sin embargo, la mayoría de los entrevistados recomendó a Jobs como apto para trabajar para el Gobierno.
"Varias personas cuestionaron la honestidad del Sr. Jobs afirmando que el Sr. Jobs tergiversará la verdad y distorsionará la realidad con el fin de alcanzar sus metas", escribió el FBI en un resumen.
Jobs murió en octubre después de años luchando contra un cáncer. Fue reconocido por su enorme impacto en la industria de los medios de comunicación, la música y la tecnología con innovaciones como el iPod y el iPhone de Apple.