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martes, 26 de junio de 2012
Recordando al Maestro Gandhi y su legado
¿quién fue Gandhi y con qué autoridad hacía lo que hizo?… ¿Cuáles fueron las fuentes de su poder sobre el mundo que descubrió un poeta árabe en uno de sus versos diciendo: “Ayunó un hindú e hizo temblar al mundo, y hoy el mundo ayuna y no detuvo a un tirano.”
¿Por qué al propalarse la noticia de su muerte dijo Tokio?: “No hubo en la historia moderna un acontecimiento más doloroso que el asesinato de Gandhi”.
¿Por qué las Naciones Unidas decretaron izar su bandera azul y blanca durante tres días, glorificando la memoria de Gandhi?
¿Por qué en Bagdad cerraron toda la ciudad en señal de duelo por Gandhi?
¿Por qué en Holanda, dijo su primer ministro?: “Gandhi es el más grande holocausto sacrificado en pro de su pueblo”
¿Por qué el líder de la democracia alemana dijo?: “Gandhi no murió; él vive en nosotros y su ideal será más y más grande después de su muerte”
¿Por qué dijo el Papa, en Roma?: “Siento muy hondamente por el asesinato de Gandhi, porque fue el jefe espiritual de los hindúes”
¿Pero… por qué toda esta condolencia mundial y esa tristeza general ?
Seguramente no fue la nobleza de Gandhi, porque Gandhi no pertenecía a la casta de los Brahamanes, que la gran masa contempla con recelo.
Por el contrario, Gandhi era hijo de un modesto comerciante y se complacía en presentarse como el más humilde a los millones que pululan en la India.
Tampoco fué la fortuna el factor de su dominio porque Gandhi era tan pobre como el Buda y como el Nazareno.
Su pensamiento sobre la salud y la alimentación
Uno de los aspectos menos conocidos de Gandhi, pero más importantes para él, es el de la autogestión de la salud:
Aunque he tenido dos enfermedades graves en toda mi vida, creo que el hombre no tiene prácticamente necesidad alguna de tomar medicinas. De mil casos, novecientos noventa y nueve pueden tratarse con una dieta bien equilibrada, un tratamiento a base de tierra y agua y similares tratamientos caseros. Quien acude de inmediato al médico, al Vaidya [médico ayurvédico -el antiguo sistema hindú de medicina-] o al Hakim [arábigo, doctor o médico, en todos los países orientales, médico unani -método griego de medicina-] por cualquier molestia, no solo pone en peligro su vida, sino que se convierte en un esclavo de su cuerpo, en lugar de seguir siendo su amo, por lo cual pierde el control de sí mismo y deja de ser un hombre.
Mahatma Gandhi: Gandhi’s Health Guide [‘guía de Gandhi para la salud’]. California: The Crossing Press. Hay versión en español: Gandhi; sus propuestas sobre la medicina, la salud y la sexualidad (pág. 224). Barcelona: Amat, 2005.
Vale la pena analizar por qué escogemos la profesión médica. No cabe duda de que no se escoge para servir a la humanidad. Nos convertimos en médicos para obtener honores y riqueza. Me he empeñado en demostrar que en esta profesión no hay un verdadero servicio a la humanidad y que es nociva para todos los seres humanos. Los médicos hacen gala de sus conocimientos y cobran sumas exorbitantes. Sus preparados, que tienen un coste intrínseco de unos pocos peniques, cuestan chelines. El pueblo, con su credulidad y su deseo de librarse de algunas enfermedades, permite que lo estafen. ¿No son entonces mejores los curanderos, a quienes conocemos, que los médicos que se las dan de humanitarios?
Mahatma Gandhi, ibídem, pág. 30
Hemos adquirido el hábito de llamar al médico por la más trivial de las enfermedades y, donde no hay médicos, se busca el consejo de simples curanderos. Vivimos con la fatal ilusión de que ninguna enfermedad puede curarse sin medicamentos. Esta creencia ha hecho más daño a la humanidad que cualquier otro mal.
No cabe duda de que tenemos que curarnos las enfermedades, pero no son los medicamentos los que las curan. Y no solo son estos sencillamente inútiles, sino que a veces son decididamente nocivos. El hecho de que un hombre enfermo tome pócimas y medicamentos es tan tonto como intentar cubrir la mugre que se ha acumulado en el interior de una casa. Cuanto más se la cubre, más rápido será el proceso de putrefacción.
Y lo mismo sucede con el cuerpo humano. La enfermedad o el malestar es solo la advertencia que nos hace la Naturaleza acerca de que hemos acumulado inmundicias en alguna parte del cuerpo: sin duda, sería sabio dejar que la Naturaleza la removiera, en lugar de cubrirla con la ayuda de medicamentos.
Mahatma Gandhi, ibídem, pág. 30
Gandhi era un experimentador y promotor del crudiveganismo:
Del examen del cuerpo humano se deduce que el hombre está condicionado por la Naturaleza para alimentarse solo de vegetales. Existe la mayor afinidad entre los órganos del cuerpo humano y los de los animales que se alimentan de frutos. El mono, por ejemplo, es muy similar al hombre en cuanto a forma y estructura, y es un animal que se alimenta de frutos.
Mahatma Gandhi: Gandhi’s Health Guide [‘guía de Gandhi para la salud’]. California: The Crossing Press.
Hay versión en español: Gandhi; sus propuestas sobre la medicina, la salud y la sexualidad (pág. 141). Barcelona: Amat, 2005.
Yo siempre he propiciado la dieta puramente vegetariana, pero la experiencia me ha enseñado que, a fin de mantenerme en perfecta forma, esa dieta debe incluir leche y ciertos productos lácteos, como la cuajada, la mantequilla y la ghee. Esto significa un desvío de mi idea original. […] Pero estoy convencido de que en el vasto reino vegetal debe de haber alguno que, a la vez que suplante las sustancias necesarias que extraemos de la leche y de la carne, no tenga los inconvenientes de estas, ni éticos ni de ninguna otra clase.
Mahatma Gandhi, ibídem. pág. 143.
No considero necesario que el hombre coma carne en ningún lugar y en ningún clima en los cuales pueda vivir de ordinario un ser humano. Sostengo que comer carne es inadecuado para nuestra especie.
Mahatma Gandhi, ibídem, pág. 144.
La dieta vegetariana no tiene precio para mí. Siento que el progreso espiritual demanda en algún momento que dejemos de matar a nuestros prójimos para satisfacer nuestros deseos corporales.
Mahatma Gandhi, ibídem, pág. 146.
Por tanto, la única base para tener una población vegetariana y proclamar el principio vegetariano es y debe ser la moral.
Mahatma Gandhi, ibídem, pág. 148.
El valor ético de los alimentos crudos no tiene parangón. Desde el punto de vista económico, estos alimentos tienen posibilidades que no ofrece ningún alimento cocido. En consecuencia, procuro obtener la generosa ayuda de todos los médicos y los legos interesados en reformar dietas.
Mahatma Gandhi, ibídem, pág. 161.
Como investigador de la Verdad, considero necesario encontrar la alimentación perfecta para que el hombre pueda mantener en buen estado el cuerpo, la mente y el alma. Creo que la búsqueda solo puede tener éxito con una alimentación cruda, y que en el reino vegetal hay un sustituto efectivo de la leche que, como todo médico reconoce, tiene sus desventajas, y que la Naturaleza no ha destinado para el hombre, sino para los bebés y los cachorros animales. No creo que ningún precio sea demasiado caro para seguir buscando lo que, a mi juicio, es tan necesario desde más de un punto de vista. Por tanto, buscaré que almas afines me den información y orientación.
Mahatma Gandhi, ibídem, pág. 176.
En Inglaterra hay muchos hombres que han hecho una dieta exclusivamente a base de frutas y que han dejado constancia de los resultados de sus experiencias respectivas. Hubo quienes la adoptaron no por cuestiones religiosas, sino de salud. Un médico alemán, llamado Just, ha escrito un tomo voluminoso al respecto, estableciendo el valor de una dieta a base de frutas con muchos argumentos y evidencias. El médico, que ha curado muchas enfermedades con esa dieta, combinándola con la vida al aire libre, llega a decir que los habitantes de cualquier país pueden encontrar los elementos de nutrición en los frutos de sus propios territorios. En este sentido, quizá corresponda que cite aquí mi propia experiencia. En los últimos seis meses he comido solo frutas -he rechazado tanto la leche como la cuajada-. Mi dieta actual consiste en plátanos, cacahuetes, dátiles y aceite de oliva, con algún que otro fruto cítrico, como la lima. Aunque no puedo decir que mi dieta sea un éxito total, un período de seis meses es demasiado corto para alcanzar conclusiones definitivas sobre un tema tan vital como el cambio total de dieta. No obstante, sí puedo decir que durante ese período he podido mantenerme sano, mientras que otros eran atacados por distintas enfermedades, y que mi fuerza física y mental es mayor que antes. Tal vez no pueda levantar cosas muy pesadas, pero puedo trabajar durante más tiempo sin fatigarme. También puedo hacer más tareas mentales y con mayor persistencia y decisión. He probado la dieta de frutas y frutos en muchos enfermos e invariablemente les ha hecho bien. Mi propia experiencia, así como los estudios que he hecho del tema, me ha confirmado la creencia de que es la mejor dieta para nosotros, los humanos.
Mahatma Gandhi, ibídem, pág. 181.
La dieta de frutas resultó de lo más conveniente. Prácticamente no cocinábamos nada, puesto que lo que comíamos, por lo general, eran cacahuetes, plátanos, dátiles, limas y aceite de oliva. En los cinco años que hice esa dieta nunca me sentí débil y nunca enfermé. También durante ese período mi cuerpo funcionó a su máxima capacidad, tanto que un día caminé más de 80 kilómetros, cuando lo habitual en mí eran 60 kilómetros en un día.5
Mahatma Gandhi, ibídem, pág. 232.