domingo, 27 de mayo de 2012

¿Qué es Wirikuta? El centro que tiene la sangre del mundo


Wirikuta es, dentro de la cosmogonía de los indígenas wixarrica (huicholes), uno de los sitios más sagrados de su cultura. Se ubica en un espacio de aproximadamente 140 mil hectáreas que pertenece a la entidad mexicana de San Luis Potosí, en los municipios de Catorce, Charcas, Matehuala, Villa de Guadalupe, Villa de La Paz y Villa de Ramos. El sitio es sagrado para los wixarricas ya que la creación del mundo ocurrió en dicho sitio según sus creencias. Es desde 1998 parte de la Red Mundial de Sitios Sagrados Naturales de la UNESCO.

Según la cosmogonía wixarrica, cada uno de los cuatro puntos cardinales y el centro de la región wixarica, poseen un sitio sagrado en la que habitan las deidades más importantes:

  1. Teakata (Santa Catarina, Jalisco), al centro
  2. Huaxamanaka (Cerro Gordo, Durango), al norte
  3. Haramara (San Blas, Nayarit), al oeste
  4. Xapawleyeta (Isla de los Alacranes del Lago Chapala, Jalisco), al sur.
  5. Wirikuta, en el este.



En dicha zona los wixaricas creen salió por vez primera el sol y habitan las deidades y espíritus ancestrales, por tanto, consideran que cada elemento natural que habita en Wirikuta es igualmente sagrado.1 Uno de los ritos más sagrados es la peregrinación a Wirikuta. Entre los meses de octubre y marzo, se recrea el caminar de los deidades desde el mar en Haramara, al este, hasta el lugar en donde salió el sol (Reunax), el actual Cerro Quemado (Leunaxü).2 Los dioses fueron guiados por Tatewari, el abuelo fuego.

Hasta ahí llegó un venado (maxa) que con sus cuernos elevó el disco solar al cielo, dándole luz al mundo.3 Cada año, los maraka'ames (chamanes) huicholes peregrinan desde la región wixarrica en Jalisco hasta San Luis Potosí, a unos 400 kilómetros de distancia, como forma de recrear dicho caminar mítico. Actualmente el recorrido se realiza apoyado por diversos medios de transporte. La primera parte de la peregrinación es caminar hasta Takata, un sitio sagrado en la Sierra Madre Oriental, en donde los jicareros (xuxuricare o guardianes de los templos) que peregrinarán pedirán que tengan buen camino. De ahí partirán hacia un kalihuey, un templo mayor en donde prepararán junto a otras autoridades wixarricas el caminar hasta Wirikuta.4

En el grupo de peregrinación guía un maraka'ame con un grupo de jicareros. En el trayecto deben caminar dos niños con los rostros cubiertos. Durante la marcha, se consume solo agua y se realiza la marcha en silencio y en estado contemplativo. En Wirikuta el primer ritual es la confesión de los peyoteros de sus pecados de índole sexual ante una fogata que evoca a Tatehuari. Mientras, otro maraka'me golpea las piernas de los confesantes con una vara para que no omitan ningún detalle.5

La última parte del rito es la recolección del hikuri, el cual llevarán de regreso a sus comunidades, haciendo la recreación cosmogónica del ciclo de la vida.6

Desde el 2009 se ha investigado la compra y otorgamiento de concesiones mineras a empresas canadienses en Real de Catorce, la Sierra de Catorce, Catorce, Charcas, Villa de Ramos y demás municipios que albergan a la reserva WIRIKUTA, área natural protegida y sitio sagrado del Pueblo Wixárika. Espacio con biodiversidad muy importante, especies endémicas, protegidas por ley y normas oficiales; hábitat del Águila Real, símbolo de la nación, la que está en el escudo de nuestra bandera. Las empresas mineras y también una jitomatera agroindustrial han entrado a la región, las mineras haciendo exploración, la jitomatera ya devastando la reserva y su biodiversidad, poniendo en grave riesgo a los habitantes de Wirikuta y la Sierra de Catorce y el lugar sagrado del Pueblo Wixarika.


Hikuri

Un hikuri es, dentro de la religión de los wixarrica (huicholes), la conversión del espíritu de Tamautz Kauyumari (Nuestro Hermano Mayor Venadito del Sol) en la cactácea Lophophora williamsii, convirtiéndose así en Tatei Hikuri o Nuestra Madre Hikuri.

Es uno de los conceptos religiosos más importantes dentro de sus creencias, y una de las convenciones iconográficas más conocida sobre este pueblo. Dadas sus propiedades alucinógenas, el hikuri es usado por los indígenas como un recurso ritual, para la comunicación entre el mundo terrenal y el divino. En español es conocido como peyote por la derivación del náhuatl peyotl.

Dicha cactácea es recolectada por los wixarrica año con año en la peregrinación a Wirikuta, en el desierto de San Luis Potosí, México.